la discriminacion

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viernes, 1 de julio de 2011

La discriminación en la socialización escolar

Juan Carlos Callirgos*
En un texto anterior1, señalé que la dinámica escolar nos obligaba a prestar atención a un tipo de discriminación nunca antes estudiado, pero extremadamente relevante: aquella dirigida hacia todo tipo de individuo o grupo que presentase algún rasgo que los diferenciase. Características y defectos físicos, o rasgos de la personalidad, por ejemplo.
Quedaba claro que estábamos frente a un tipo de discriminación distinto a los otros considerados para el estudio. Las discriminaciones basadas en el género, las raciales, y las socioeconómicas, han sido ampliamente analizadas anteriormente. Se cuenta con estudios tanto sobre su recurrencia a través de la historia, como sobre muy distintas sociedades. Existe, entonces, cierto bagaje teórico-conceptual, así como empírico-metodológico, para ellas. La elección de este cuarto tipo de discriminación, más bien, obedecía a nuestras intuiciones, a nuestras experiencias personales. El nombre escogido "discriminación ‘por horror por las diferencias'", por lo tanto, era de carácter provisional.
Sin embargo, a partir del trabajo realizado, debemos plantearnos si nuestras intuiciones se dirigían por caminos certeros. Buscaremos comprobar si este tipo de discriminación era realmente relevante, al tiempo que intentaremos dotar de contenido empírico a las primeras definiciones. ¿Cuán presente está esta clase de discriminación en la vida cotidiana de la escuela? ¿De qué maneras se expresa? ¿Qué significado tiene cada una de sus expresiones? ¿Se trata de un tipo de discriminación, -al mismo nivel que las raciales, socioeconómicas o de género- o se trata de una característica central de la cultura escolar?
La "cultura escolar realmente existente".
La escuela peruana está diseñada para premiar a- aquel(los) que cumple(n) con un conjunto de deberes; y para reprender o castigar a aquel(los) que no logre(n) cumplirlos
satisfactoriamente. La barrera entre una nota aprobatoria y un "jalado", al menos en teoría, cumple la función de frontera divisoria entre quienes cumplen con sus deberes de estudiantes y quienes no lo hacen. Visto de esta manera, la escuela supuestamente premia a quienes estudian más, tienen mejor "aprovechamiento", se comportan de manera más adecuada, y respetan las reglas de funcionamiento del centro educativo. Se desea, de esta manera, construir una cultura escolar en la que el mandato ético principal sea el del aprovechamiento y la buena conducta. Se trata de fomentar un sentido del logro moderno, es decir, una imagen del éxito como consecuencia del sacrificio, el esfuerzo y el cumplimiento de las normas.
Sin embargo, a este sistema de premio-castigo, se le ha ido enfrentando un sistema alternativo. De acuerdo con éste, se premia a aquel que sabe pasarla bien, desenvolverse con soltura, ser agresivo, ser "vivo", fuerte, impositivo, macho, etc. El sujeto que cumpla con estos requerimientos recibirá mayor reconocimiento en esta cultura alternativa, en otras palabras, logrará alcanzar mayor prestigio entre sus pares. Al conjunto compuesto por los modos de comportamiento, de comunicación y entendimiento guiados por ambos sistemas éticos, lo llamaremos "cultura escolar realmente existente". Entendiendo como cultura al modo de un grupo de comunicarse, "utilizando una serie de signos o señales que le proveen de una identidad colectiva" (Rodríguez: 1989)2.
En la cultura escolar realmente existente pugnan modelos ideales distintos. Por un lado, la escuela oficial propone el ideal de "chico(a) estudioso, obediente". Los modelos ideales alternativos tienen que ver más con el incumplimiento asolapado de la norma, con el vivo. Es la imagen del criollo popular la que se propone como modelo a seguir: el "achorado" el "vivo", astuto, el que no se va a dejar engañar, ni burlar, ni insultar, el que sabe pelear, o por lo menos amedrentar a los posibles rivales, sabe jugar al fútbol u otros deportes "para hombres", sabe poner apodos, bromear, conquistar a las chicas, el que se atreve a hacer aquello que está prohibido.
Es claro que la cultura escolar de la que hablamos, no se desarrolla en el vacío social. En realidad toma aspectos culturales de la sociedad peruana. El mandato del acriollamiento es importante para entender el cambio cultural de los migrantes provenientes de los andes, a quienes se les ha exigido privilegiar símbolos culturales criollos, como la vestimenta, el modo de hablar, etc. Los alumnos de los colegios estudiados provienen de familias de migrantes. Se pueden percibir distintos grados de aculturación -, limeñización, o acriollamiento- entre ellos: la forma de hablar,-de vestirse, o inclusive de caminar o pararse, delatan al observador en qué etapa de este conflictivo proceso se encuentra cada alumno.
De las dos corrientes en pugna en el mundo escolar, aquello antes considerado marginal va convirtiéndose en norma, de modo que podemos afirmar que la escuela en general potencia el mandato del acriollamiento. En el ámbito escolar, aquel que no logra manejar símbolos tales como la viveza, la demostración de seguridad en sí mismos y de control sobre situaciones, el hablar sin acento provinciano y con usos adecuados de jerga, el uso extensivo de lisuras y apodos, la agresividad, un manejo corporal determinado, la fortaleza física, vestimenta a la moda, la habilidad en el deporte, y el reto a las autoridades; estará en desventaja respecto a quienes sí los manejan. El aspecto físico, como las características llamadas raciales, y los defectos e incapacidades, son también elementos a considerar en esta escala de jerarquía.
En los colegios en los que realizamos el estudio, encontramos un modelo criollo reinterpretado. Se ha tomado rasgos sustanciales de la cultura criolla popular, pero desechándose otros. De manera que, por ejemplo, el tipo racial de mayor prestigio para la cultura escolar realmente existente no sea necesariamente el blanco, sino más bien el mestizo. Como veremos luego, al tipo racial blanco se ligan estereotipos desventajosos para la cultura escolar. Se trata de un modelo criollo cholo, menos simpático, jaranero y pretensioso, pero más "achorado", violento, más marcado por la marginalidad, y por la oposición a las normas.
Es, entonces, como si cada estudiante pudiese llevar sobre sí una carga compuesta por las características inadecuadas para la cultura escolar. Puede cargarse, en este equipaje imaginario, el aspecto físico -rasgos marcadamente andinos-, los defectos físicos -desde el uso de anteojos, hasta impedimentos mayores-, el hablar motoso, la debilidad física, la poca habilidad para el deporte, la menor capacidad económica -también expresada en la menor capacidad para estar a la moda-, el ser menos agresivo, el ser tímido. Aquel que cargue el mayor número de estas características, se desenvolverá con mayores dificultades en los caminos de la escuela.
Pero es no que las personas que no se adecúen a algunos o a todos esos mandatos culturales queden excluidos del sistema. Más bien existe el mandato para que estas personas sean discriminadas, abusadas y burladas. No sólo no forman parte del grupo de los alumnos con mayor prestigio, sino que se convierten en los "puntos" -llamados también "lornas", o "mongos", víctimas de la agresividad de sus compañeros. Y pareciera que los avivados están en la obligación de ejercer su poder en contra de ellos.
Estos modelos de identificación juveniles están presentes en por lo menos un gran número de colegios limeños. Aunque nuestra investigación ha sido limitada en ese sentido, nuestras experiencias personales nos indican que muchos de los modelos ideales de comportamiento para los jóvenes escolares trascienden las barreras socioeconómicas. Los mandatos que reciben los jóvenes escolares son comunes, las dinámicas entre pares similares, más allá del sector social de pertenencia, o inclusive del tipo de plantel. Se trata, entonces, de rasgos culturales de la sociedad en general, presentes en los espacios de instrucción educativa.
Sin embargo, es en los colegios estatales en los cuales estos rasgos se presentan de manera más aguda. Esto se debe a que éstos se potencian de acuerdo a las deficiencias de la escuela. Si la escuela privilegia la transmisión rutinaria de datos alejados de la realidad del alumno, y que deberán ser recibidos y almacenados acríticamente hasta el momento de un examen en el cual deberán ser repetidas sin mayor reformulación. Si no se fomenta el diálogo, dándosele al alumno la única misión de recibir información; entonces no debe extrañarnos que los alumnos en clase sólo atiendan cuando se dicta aquello que "puede venir" en el examen. No es de sorprender que no presten real atención en clase, que no muestren Interés, que dirijan su interés a actividades más atractivas y más ligadas a su realidad y a su edad.
Si las tareas que se les manda para el hogar no captan interés, sino que se limitan a pedir, una vez más, que se copie aquello que ya se encuentra en un libro; entonces no debe sorprender que algunos alumnos no las cumplan o, más bien, las copien de los pocos que sí las realizan.
Si la escuela les exige respetar normas que no son explicadas, que no parecen cumplir metas importantes, si las autoridades tampoco realizan su trabajo con dedicación ni esmero, si el cumplimiento de normas se convierte en fuente de amenazas; entonces difícilmente podremos exigir a los adolescentes que respeten coherentemente las normas, que no "finjan" un comportamiento en frente de las autoridades y luego cambien tan pronto como éstas no estén presentes.
Si la escuela parece caminar errante, sin metas definidas y coherentes. Si el sistema de premios y castigos termina incumpliendo la promesa de premiar el mérito, ¿Cómo no,entonces, los adolescentes van a buscar "sacarle la vuelta" a la escuela? ¿Cómo no crear modelos de identificación distintos a los oficiales?
Las muchas carencias estructurales de la escuela peruana, como la existencia de programas de estudio que privilegian lo memorístico, restándole importancia al desarrollo de los afectos, de las actitudes; el hecho de que no se fomente el diálogo, la discusión, la crítica, el análisis, la síntesis, ni el trabajo en equipo; que el aprendizaje sea repetitivo; donde lo importante es sólo repetir, y no necesariamente comprender; el que la educación peruana no fomente el desarrollo de las potencialidades de las culturas peruanas; y que su sistema normativo presente las reglas como fines y no como "medios para algo"; fomentan el fortalecimiento de la cultura escolar realmente existente.
Otro aspecto importante es la crisis social y económica peruana. Como remarcábamos anteriormente, el clima social actual favorece el desarrollo de la intolerancia y el autoritarismo entre la juventud. Señalábamos entonces que los jóvenes de estratos populares reemplazaban las utopías por el desencanto, el entusiasmo propio de la juventud por los comportamientos agresivos y/o violentos, y la solidaridad por la discriminación al más débil. La escuela, y la educación formal en general, en este contexto de crisis, han dejado de ser un espacio de adquisición de conocimientos y habilidades útiles en la realidad, y por ello, han dejado de ser un canal efectivo de movilidad social y consecución de éxito y prestigio social3. En buenas cuentas, ¿Para qué seguir el "buen camino", si no es tan bueno como se promete? Al sentirse frustrados y agredidos por el medio, entonces se desarrolla una sed de venganza y de descarga de agresiones. El joven siente que tiene que hacerse respetar, para ser alguien.
El clima general de violencia -cuya expresión más dramática ha sido la guerra desplegada por Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas y Policiales en el cual se ha desarrollado la totalidad de las vidas de la generación de jóvenes escolares es un hecho cuyas consecuencias han sido poco estudiadas. Pero es imprescindible considerarlo como un elemento para entender la normalidad con la que la violencia es vista, permitida y asumida en el Perú de hoy.
Volvamos a la escuela. Los estudiantes se mueven, entonces, en base a dos mandatos: por un lado, deben cumplir mínimamente con los objetivos trazados por las autoridades educativas -en buenas cuentas, lograr una nota aprobatoria. Pero, por otro,deben obrar de acuerdo al mandato de sus pares: una mezcla de obligación de fallar al sistema oficial e ir en contra de las normas, siendo además agresivo, macho, sabiendo imponerse. Esto los obliga a buscar mantener un difícil equilibrio entre los dos mandatos contradictorios.
De otro lado, los otros autores principales de la escuela, las autoridades, se encuentran también en una situación precaria. Son los responsables de la educación de los jóvenes, y del buen funcionamiento de la escuela. Por -ello, al menos formalmente, deben ubicarse del lado de la escuela oficial, fomentando valores tolerantes, y una ética basada en el respeto a las normas y en el esfuerzo como vía de éxito. Sin embargo, nuestro estudio demuestra que las propias autoridades refuerzan la cultura escolar realmente existente. Los maestros -quienes tampoco se encuentran en el vacío social y que están sujetos a los prejuicios y estereotipos predominantes en nuestra cultura-, por ejemplo, muchas veces mal utilizan el poder que se les confiere sobre los estudiantes, abusando de ellos, discriminando entre ellos, burlándose de ellos, utilizando apodos, etc. Estas actitudes y conductas no hacen sino minar el modelo ideal propuesto al menos formalmente por la escuela, reforzando el modelo ideal de la cultura escolar realmente existente.
En algunos casos, lo que sucede es que los docentes se encuentran con los rígidos prejuicios de los demás actores del mundo de la escuela, los cuales hacen que sus intenciones de brindar comprensión y respeto a los alumnos -la mejor manera de ser un buen ejemplo y guía-, terminen siendo reprimidas y reemplazadas por el modelo tradicional de profesor distante4. Los maestros, de una manera u otra, también se encuentran en medio de dos tendencias: representar a la escuela "oficial" y sus mandatos "democráticos", y sucumbir en la tentación del autoritarismo; o intentar acercarse de manera abierta a los alumnos, y ser mal visto desde lo "oficial".
La cultura escolar realmente existente, entonces, no tiene como únicos actores a los alumnos. No es un asunto de pares, sino que envuelve a toda la escuela en su conjunto.
Las características que otorgan prestigio en esta cultura escolar realmente existente, son más fáciles de ser cumplidas por los alumnos varones. Las mujeres se encuentran en desventaja en un sistema que privilegia a los más fuertes físicamente. Para ellas, las posibilidades de obtener reconocimiento se centran en la belleza física o en su capacidad de enfrentar el abuso de los hombres con reacciones violentas, en otras palabras, de no aparecer como débiles y sin posibilidad de respuesta. Si las alumnas no quieren ser tomadas como "puntos", deben manejar los mismos códigos que los hombres: convertirse en "machas".
Es dentro de esta cultura escolar realmente existente que se desarrolla la discriminación que llamábamos "por horror por las diferencias". Se trata de una característica principal de la cultura escolar. Diríamos que es la atmósfera en la que se van a desarrollar algunos tipos de discriminación. Hay que tener en cuenta que la discriminación no se da en contra de todo lo distinto, sino más bien en contra de lo que no se adecúa al modelo ideal de joven de la cultura escolar.
Las expresiones más importantes de esta discriminación son:
- Abuso en contra de los alumnos menores o más débiles.
- Burlas y abuso en contra de las mujeres.
- Burlas en contra de alumnos que presentan defectos o características físicas relevantes (gordura, delgadez, cojera, etc.)
- Burlas en contra de alumnos tímidos, apocados y quienes no manejan símbolos de la cultura escolar.
- Burlas y segregación en base a rasgos raciales.
- Burlas y segregación en contra de alumnos pobres.
- Burlas en contra de alumnos que se encuentran en una situación de desventaja.
- Burlas y abuso en contra de alumnos que cumplen con los mandatos oficiales de la escuela (estudiosos, cumplidores).
a) Abuso en contra de los alumnos menores o más débiles.
El abuso hacia los considerados menos fuertes, se expresa también en autoritarismo hacia los alumnos menores. Durante el trabajo de campo, se observaron muchos casos de golpizas propinadas por alumnos mayores a alumnos menores o más débiles, así como de abusos diversos -quitarles la pelota en el recreo, por ejemplo.
Veamos algunos casos ilustrativos:
“.. uno de los alumnos mayores agarraba contra la puerta a uno más pequeño con tanta cólera que el otro más pequeño de tez trigueña se asustó y se puso a llorar."
".Un caso se presentó ante la dirección: un alumno pequeño, delgado, al parecer tímido o débil fue golpeado por un grupo de alumnos de su edad (aproximadamente 10 o 11 años). Estaba acompañado por un chico de unos 14 o 15 años a quien se culpaba de haber iniciado el problema. El decía haber llevado cargado al niño a su salón como generalmente lo hacía, cuando se formó un grupo que golpeó al niño en la espalda e intentó bajarle los pantalones. El niño golpeado narraba la historia afligido, con la mirada dirigida al suelo y los ojos al borde del llanto. El otro sonreía sarcásticamente cuando el director les pidió que se dieran la mano, diciéndole al mayor que no fuera abusivo con el niño y que estaba prohibido que lo molestara de ahora en adelante. Luego ambos fueron enviados a sus salones."
"Al cabo de un rato un grupo de cinco chicos mayores, creo de 5to. vestidos con buzos de colores, plastificados, casacas de "calle" de diferentes colores y con zapatillas, "entran" al juego de unos menores. Le quitan la pelota a uno de ellos e inician un "camotito". Los chicos menores, nada contentos, piden a los chicos mayores que les devuelvan la pelota, ellos no dicen nada y siguen jugando. Pasado un momento devuelven la pelota a uno de los chicos y el que lo hace "soba" la carpeta del menor, riéndose. Los menores eran 12 aproximadamente”.
Los espacios del colegio son lugares de disputa. Los alumnos mayores, por ser más grandes físicamente, se encontrarán en ventaja sobre los menores para conseguir apropiarse de ellos. Los campos deportivos son motivo de disputa, y los mayores, aún sin tener una pelota podrán imponerse a los menores.
Otro lugar en el cual se observa claramente la disputa por los espacios son los kioskos de los colegios. En ellos se forman aglomeraciones en las que los alumnos mayores aprovecharán de su fortaleza física para ganarse un sitio a empujones y ser atendidos con mayor prontitud:
"En los kioskos se formaban aglomeraciones, los más grandes eran atendidos primero, los más chicos después."
"El kiosko es donde más alumnos se hallan reunidos. Allí funciona la ley del más fuerte y del más vivo. Los varones grandes son atendidos con prontitud."
Es en estos espacios en los que se aprecia más claramente la ausencia de normas claras en la escuela. Al no existir un orden oficialmente establecido, los lugares públicos -incluyendo los baños- terminan siendo objeto de disputa, favoreciéndose la lógica que beneficia al más fuerte o más vivo.
Lo que permite la ocurrencia de estos abusos, es la existencia de un código que valora la fuerza física. Los alumnos mayores, al tener cuerpos más desarrollados, se adecúan más a este valor. Los menores tienen que sufrir sus abusos. El panorama que aparece se asemeja al de los institutos armados y los colegios militares, en los cuales las personas de más alto rango pueden abusar de quienes están en un rango inferior, y de hecho, esto sucede cotidianamente.
b) Burlas y abuso en contra de las mujeres.
Las alumnas están en desventaja frente a los hombres para cumplir con los requerimientos de la cultura escolar realmente existente. Se trata de una discriminación por no adecuarse a esos requerimientos. Veamos algunos ejemplos tomados de las observaciones realizadas por el equipo de investigación en los planteles estudiados:
"Los alumnos molestaban a las alumnas jalándole el pelo, quitándoles el lapicero, el cuaderno. Entre los hombres se molestan con apodos."
"Un grupo de chicos esperó que saliera una de sus compañeras para reventarle huevos de gallina en su cabeza."
"Un alumno arranchó una carta de una chica y la leyó en público provocando la risa de sus demás compañeros."
"La disputa por el campo deportivo se dio sólo en el basquet. Los hombres estaban jugando con su pelota mientras un grupo de chicas esperaban con su pelota. Los chicos ocupaban toda la cancha. Mientras ellas esperaban, un grupo de chicos les quitó la pelota y se puso a jugar las chicas, cansadas de esperar optaron por retirarse."
La capacidad de respuesta de las chicas está en relación con las armas que puedan exhibir. Ellas, si no desean seguir siendo víctimas de abusos, deben mostrar una actitud agresiva, demostrar que no son presas fáciles, devolviendo la agresión -ahombrándose-, o amenazando con la protección de otro hombre:
"Un alumno que se encontraba jugando con ligas tirando proyectiles de cartuchos de papel a otros hombres, se puso a tirar ligasos a una alumna. Esta le dijo rápidamente en tono enérgico y en voz alta que no estaba jugando con él, y todos en el salón le hicieron bulla diciendo: ¡Uh, uh! en voz alta, el alumno ya no le tiró más ligasos y siguió jugando con otros hombres, ellos no se molestaban, sólo le quedaban mirando seriamente".
"En ese momento una chica le dió un puñete en el hombro al muchacho que se sentaba con ella, diciéndole: "carajo" y se dió la vuelta a observar al profesor. El chico se sonrió y se frotaba el hombro ya que el golpe fue muy duro y fuerte. La alumna lo golpeó de esa manera porque el chico le agarró su cabello (en las puntas)".
"Durante el recreo, paseaban 3 chicas por el patio llevando una pelota, cuando se cruzaron con 5 chicos. 3 de ellos se les acercaron para pedirles que les presten la pelota, ellas no aceptaron. De inmediato uno de los chicos se lanzó quitándoles la pelota, ellas les pidieron la pelota acercándose, pero ellos rieron y empezaron a pasársela como en un juego de "camotito", esto ocurrió unos segundos, cuando una de las chicas, al parecer la más fuerte de carácter se acercó un poco dirigiéndose al que inició el "juego", y le advirtió que si seguían molestándolas iba a avisar a su papá que tenía ese mismo día que visitar el colegio, "va a venir ah", "no te metas conmigo". Una chica les quitó la pelota. Finalmente, ellos marcharon en dirección al kiosko, riéndose."
La belleza física es otro elemento que da prestigio a las alumnas. En algunos casos, son los profesores varones quienes demuestran predilección por las alumnas más agraciadas:
"(El profesor) parece tener cierta predilección por algunas alumnas. Hoy día por ejemplo, con un cráneo en la mano, se dirigió a una carpeta de dos alumnas, y les comenzó a explicar personalmente. Cuando un alumno se acercó para escuchar lo botó, diciéndole que se vaya a su carpeta... Después pasó a otras dos alumnas, que se sentaban atrás de las primeras a las que él ya había explicado. Luego se dirigió a la parte de adelante a explicar también a otras dos alumnas. Sin embargo, hubieron 6 alumnas, con las cuales no hizo lo mismo. Tampoco esto con los-varones. Parece que su elección, es hecha de forma selectiva, porque dichas alumnas tienen un aspecto más de "señoritas".
"Para hacer explicaciones personalmente, lo cual casi-nunca es pedido, el profesor prefiere a las alumnas. En un momento de la clase va con su esternón y le explica brevemente a un par de alumnas".
"(El profesor tiene a una alumna como secretaria, encargada de poner las notas en el registro)... parece ser que el profesor tiene cierta preferencia por esta alumna, porque no es una alumna destacada. En cierto momento también el profesor pretendía ayudarla en su elección (de preguntas para el examen) y en la formulación de una pregunta fácil”.
"En la parte central se sientan un grupo de cuatro chicos,-dos chicas en la primera carpeta. Ambas parecen ser de mejor condición económica. Hay ciertos gestos de altanería con el resto de los compañeros, o completa indiferencia. Una de ellas tiene el cabello casi rubio y los ojos verdes. El profesor la mira con frecuencia."
La variable género es sumamente importante en la vida cotidiana de la escuela. Esta, sin embargo, no sólo se expresa en desventajas para las mujeres: principalmente se expresa en mandatos deshumanizantes a los hombres. Son ellos quienes deben exhibir su "hombría" permanentemente, quienes serán más fuertemente exigidos en esta cultura escolar a cumplir patrones de conducta y manejo de símbolos determinados. Ellos, además, viven más fuertemente la contradicción entre los mandatos "oficiales" de la escuela, y los emanados por la cultura escolar, y estarán "al filo de la navaja". Las alumnas mujeres son más disciplinadas y estudiosas, tienen mayores responsabilidades en sus hogares, y no reciben el peso de los pares de una manera tan fuerte.
c) Burlas en contra de alumnos que presentan defectos o características físicas relevantes (gordura, etc.).
Nuestra sociedad vulnera los derechos de quienes presentan diferencias físicas, o intelectuales, los cuales no encuentran los canales sociales necesarios para su mejor desarrollo y desenvolvimiento de sus capacidades. El maltrato o la indiferencia ante la situación de los impedidos físicos, es un ejemplo de esta situación. Al parecer, aquí también está en juego la menor capacidad de estas personas de adecuase a los mandatos de la cultura escolar.
En la escuela, aquellos que presentan algún tipo de disminución de sus capacidades terminan siendo blanco de burlas, abusos y satirización, cuando no de un trato descalificador y minusvalizante. Sólo hemos encontrado un ejemplo de esta situación durante el trabajo de campo. En este caso, la chica objeto de burla reaccionó respondiendo a la agresión:
"Un chico molestó a una chica de piel más morena, de cabellos ensortijados, esta alumna tenía un defecto en la pierna derecha, cojeaba de aquella pierna, pero caminaba casi sin dificultad, era de contextura gruesa casi obesa, es de carácter jovial, alegre, juguetona con todos sus compañeros. Entonces, el alumno le jaló el cabello hacia atrás, ella no se molestó,se rió del juego como una broma pero le respondió la agresión jalándole también ella el cabello hacia adelante, el chico ya no respondió y los dos se rieron y cada uno se fué a su asiento."
Más común ha sido encontrarnos con burlas e insultos basados en rasgos físicos. Los apodos juegan un rol muy importante en este tipo de discriminación. Esta discriminación nos revela que los rasgos físicos pueden ser estigmatizantes. Los alumnos son burlados por características sobre las cuales no tienen mayor control -ser muy delgado, o tener la cabeza de una determinada forma- ni, mucho menos, culpa.
Este hecho la convierte en sumamente lesiva a la autoestima de los jóvenes. Su autoimagen se deteriora, pudiendo generarse problemas de personalidad, o en apocamiento. Un caso preocupante fue el de una alumna entrevistada por el equipo de investigación. La alumna era de pequeña estatura para su edad. Debido a ello, era motivo de constantes burlas y maltratos. Ella manifestaba no tener confianza con sus compañeros de salón, a excepción de una buena amiga -que por su parte, también era de menor estatura y tímida-. Las burlas habían mellado su autoestima, de forma que la habían convertido en desconfiada, en tímida y miedosa.
Pero, además, es resaltante que los propios profesores utilicen estas burlas en contra de sus alumnos, a por lo menos las acepten. Los siguientes ejemplos fueron tomados de observaciones en aulas durante el dictado de clases:
"(Un alumno le dice a otro) Siéntate huevo duro cuida'o te reviento..."
"... al alumno delgado lo insultan: "fideo, fideo, nicolini..."
"La chica de baja estatura, al ser llamada por la profesora para responder, es recibida con burla por 2 ó 3 de los hombres. Le dicen "párate".
"El profesor formula una pregunta "a ver, el gordo" dice, señalándole con el dedo "¿Qué pasa con la costilla cuando inspiramos?" el alumno murmulló, balbuceando algunas palabras, medio acongojado".
“El alumno le dijo que había llegado tarde hacía un momento. Su compañero de carpeta (un joven mayor, que se sentaba adelante) comentó que el recién llegado era tan chiquito que no se veía. La profesora y los demás alumnos rieron."
d) Burlas en contra de alumnos tímidos y apocados.
La timidez y el apocamiento son también sancionados por la cultura escolar. En casos, los profesores se encargan de estigmatizar a los alumnos más callados, tímidos o menos despiertos.
Como vimos en el caso anterior, el apocamiento puede deberse a una baja autoestima. El sujeto estigmatizado puede interiorizar los agravios y perder confianza en sí mismo. Se forma entonces una especie de círculo vicioso, en el cual una persona estigmatizada por algún rasgo, termine además apocándose, retrayéndose, y sea por ello también burlada.
Veamos algunos ejemplos de este tipo de burlas:
“...era un alumno a quien en el salón, tanto sus compañeros como el profesor, lo miran de tonto. Es un alumno más alto que el promedio de sus compañeros. Es gordo, de tez trigueña y con marcas de acné".
"Quinche" estaba molestando al otro muchacho que es un apocado e inclusive lo llaman "despertares"
En casos, el profesor aprovecha la condición de apocamiento de algún alumno, utilizándolo como colaborador (para limpiar la pizarra, o hacer recados):
"Después que el profesor borró la pizarra, le dio la mota a un alumno para que este fuera a sacudirla fuera del laboratorio, cuando entró lo hizo lentamente. El profesor entonces le dijo "Apúrate, apúrate,... (menciona el nombre del alumno) parece que tuviera 60 años". Todos los alumnos sonrieron."
"Luego de un momento, la puerta que no está bien cerrada, se abrió por acción del viento. Inmediatamente el profesor dijo: "A ver... (nombra a un alumno) ¿puedes cerrar la puerta? Es una orden entre una pregunta y un imperativo, con el énfasis de ambos, y dicha de forma casi natural."
En la escuela hay alumnos que tienen bajo rendimiento, pero que además tampoco destacan entre sus compañeros, debido a una menor capacidad. Las condiciones nutricionales de nuestros niños son la explicación para esta situación.
Los profesores se burlan de estos alumnos:
"Hay niños que tienen 16 años y su capacidad mental es de 9 años" y enseguida continuó: "Aquí tenemos dos ejemplos prácticos", señalando con la vista a dos alumnos que se hallaban al frente suyo, los cuales eran alumnos delgados y de baja estatura. Esto provocó la risa de todos. Concluyó el profesor diciendo: "no he dicho nombres".
"(El profesor se dirige a sus alumnos) "No (hagan cosas poco inteligentes) como los del colegio de al lado". Y señala a un alumno como "serio postulante al colegio del costado"."
"Hablan de idiotas parciales: y un alumno dice: "Freddy". El chico aludido volteó y le dijo "te voy a sacar la mierda, huevón".
Pero, además, los alumnos se burlan de los alumnos que tienen mejor rendimiento escolar. El esfuerzo para lograr un mejor rendimiento es castigado. Esta discriminación es una expresión de un sistema de valores "criollos" según el cual aquel que estudia y se esfuerza desperdicia sus energías, cuando lo importante es la "viveza", el "ganarse alguito" sin mayor esfuerzo.
"La profesora continuaba diciendo: "Existen varios grados de inteligencia. Estos son: el idiota parcial, el normal, el genio..." Como respuesta a lo último se oyó una voz fingida que dijo ¡Avila! y los demás se rieron y la profesora le respondió: ¡es porque él estudió y tú no! (lo dijo con enfado)".
"Las burlas entre los alumnos se dan por calificativos por ejemplo hablan de los normal superior en inteligencia y un chico de atrás dice: "Sara Helen", quien era la más chancona.
e) Burlas y segregación en base a rasgos raciales.
Muchas burlas e insultos están ligadas al racismo:
"Un chico de color oscuro empezó a molestar a los dos, especialmente al que se cambió de sitio diciéndole "serranazo". El como que no le hacía caso porque el otro le aconsejaba, pero se sentía mal y su amigo más bien se reía. Sin darse cuenta empezaron a conversar y a reírse, ellos eran de tez blanca y con rasgos andinos, pero no tenían mote al hablar. Los demás muchachos ante esto se reían, y las muchachas eran indiferentes al igual que la profesora, después el chico oscuro se acercó nuevamente a tirarles cosas con su cañita, el primer muchacho al que molestaron desde el principio se irritó rápidamente yéndose a pelear con las manos. Ante esto la profesora intervino y le dijo que botara esa cosa y no estuviera molestando. El muchacho entonces se fue a molestar a las chicas."
"Le jalan el cabello a los trinchudos, un chico dice: "pucha me hinqué ¿quién te corta (el cabello)?" Otra alumna contesta "(le cortan) con chapa, con chapa"..."
"(Un alumno) bastante trigueño, sentado en la última carpeta, y, digamos, "acholadito", de clara procedencia provinciana-serrana, (al formular una pregunta) es burlado con silbidos y besos por unos cuatro chicos."
"... (en el baño) cuando orinaban, se insultaban diciéndose cosas como ¡Calla negro cabro!, y el otro respondía ¡fuera serrano!. Esto se originó debido que el alumno de tez trigueña no le quería prestar sus zapatillas al otro de tez morena."
En algunos casos, el racismo se expresa en actitudes de segregación:
"(Durante el recreo) los chicos provincianos quedan aislados del resto de los grupos. Los alumnos que son naturales de la sierra se sientan en el campo deportivo a ver como juegan otros alumnos el fulbito."
Los insultos racistas que pueden ser celebrados por los profesores:
"Cuando la profesora pregunta sobre el clavo (faltante en la pared), una chica del fondo señala el cabello de su compañero, asegurando que son clavos. Hay risa general, incluso del profesor, que sigue explicando su clase."
"La profesora llamó la atención diciendo: 'Que te pasa hijo, cuando no siempre alterándome al grupo', unos chicos murmuraron, 'cuando no la oveja negra, y bien negra' (refiriéndose al color de piel del muchacho regañado)."
El racismo se da también en actitudes de segregación dentro del salón. Esto también puede ser fomentado por los profesores:
"En la parte central se sientan un grupo de cuatro chicos, dos chicas en la primera carpeta. Ambas parecen ser de mejor condición económica. Hay ciertos gestos de altanería con el resto de los compañeros, o completa indiferencia. Una de ellas tiene el cabello casi rubio y los ojos verdes. El profesor la mira con frecuencia."
Aunque la presente investigación no ha ahondado en este tema, podemos aventurarnos a hipotetizar que para las mujeres -quienes reciben con mayor rigor el mandato de la belleza física-, el poseer rasgos físicos identificados como blancos representa una ventaja. Para los hombres, en cambio, el tipo físico identificado como blanco puede significar una desventaja, pues a él se le ligan estereotipos como debilidad física, falta de valentía y delicadeza. Para los hombres, entonces, será mejor tener rasgos físicos que los ubiquen "al medio". Es lo que en las barras bravas y algunos colegios nacionales llaman "ser berracos".
La elección de ese nombre es significativa, pues es así como se le llama a un tipo especial de cerdo: aquel que no tiene raza definida. Berracos son los cerdos criados en los botaderos de Lima, los cuales resisten las peores condiciones alimenticias y sanitarias. Son lo opuesto a los cerdos de raza criados en ganaderas, para los cuales se realiza un minucioso control genético tendiente al mayor desarrollo de la masa muscular de algún sector de su cuerpo. Al tener menor información genética, los cerdos de raza son menos resistentes -a las probables fluctuaciones en la cantidad de comida recibida, a las enfermedades y pestes, a la falta de agua, etc.- que los muy resistentes y aguantadores berracos.
Vemos que el nombre escogido es revelador respecto al modelo racial deseado en la cultura escolar realmente existente: se busca la rudeza, la resistencia, la fortaleza, antes que la "pureza".
Sin embargo, otras investigaciones5, remarcan el carácter contradictorio de la autoimagen "chola". Por un lado, existe la valoración por la fuerza y resistencia de lo considerado cholo; pero por otro persiste la admiración y la envidia hacia lo blanco.
f) Burlas y segregación en contra de alumnos pobres.
Las diferencias socioeconómicas y de liderazgo son expresadas en símbolos de status: los hombres llevan casacas de colores, polos de colores y cortes de pelo a la moda. Las mujeres arreglan su pelo de manera determinada, acortan el largo de la falda (arriba de la rodilla), y se maquillan. Son los líderes quienes llevan más notoriamente estos símbolos. Esto se debe a que, a pesar de que el uniforme escolar no es obligatorio, el colegio les pide hacer un esfuerzo para llevarlo. Los líderes van a ir en contra de esa norma.
Pero entonces aparecen las diferencias socioeconómicas. Aquellas personas que llevan más símbolos de status, hacen gala de una mejor posición que los que no. Las diferencias, en un contexto de pobreza, no dejan de ser significativas. Una alumna entrevistada contaba que ella no deseaba que sus compañeros de salón supieran dónde vivía. Su temor era que el estado de su vivienda -aún en esteras- fuera motivo de burlas y discriminación. Vemos que, a pesar de asistir a un mismo colegio, que además es del Estado y agrupa a alumnos de un sector social más o menos uniforme, las diferencias adquieren relevancia.
También es cierto de que se trata de un fenómeno mundial: la importancia de las apariencias. Como señalan Flores y Muñoz-Carrión (1989:27), "el modelo de identificación social se ha trasladado de la razón ideológica ("Soy lo que pienso y creo") a la estética de lo sensible ("Soy lo que parezco")."
Las diferencias socio-económicas aparecen con claridad, y los(as) alumnos(as) más pobres serán segregados(as) o discriminados(as) por sus compañeros. Veamos un ejemplo:
"Había una de ellas que se encontraba relegada, parecía ser la más tranquila, la más pobre (era la que vestía ropa más deteriorada). El grupo la aceptaba como una más, pero no le daba prioridad. Siempre corrían todas y ella iba detrás, pugnando por integrarse al grupo."
g) Burlas en contra de alumnos que se encuentran en una situación de desventaja.
Nos referimos a la discriminación hacia los alumnos que están en alguna situación momentánea de desventaja. Esta puede ser durante un examen oral, o durante una llamada de atención. Esta expresión de discriminación es Interesante porque nos revela que el mandato de la cultura escolar es de ir en contra de todo sujeto que muestre algún tipo de desventaja. Los alumnos más fuertes -mayormente los líderes-, sin embargo, son quienes podrán salvarse de ellas, puesto a que pueden tomar represalias.
Los alumnos se burlan de sus compañeros escogidos para el examen oral. Se trata de burlarse de quien salga elegido, hasta que le toca a uno mismo. No aparece la solidaridad hacia el alumno en problemas, sino la burla. Claro que quien es objeto de burla podrá luego desquitarse con los que luego serán llamados:
“...de ahí pregunta a una alumna llamada "Carla" y sus compañeros se burlan porque ella fue la elegida..."
"... para esto, los alumnos que se quedaron en silencio cuando el profesor llamó a la alumna, empezaron a hacer bulla como echando más leña al fuego".
"Los alumnos se burlan de sus compañeros que responden mal o no responden a las preguntas del profesor".
"Los alumnos que eran llamados iban con un cierto miedo a donde estaba sentado el profesor, temerosos por la revisión del cuaderno y sobre todo temerosos por el examen oral. Mientras tanto, el resto de los alumnos que no estaban siendo evaluados hacían una tremenda bulla que no se podía escuchar cuando el profesor llamaba a otro alumno o alumna a la revisión, el profesor no pedía que los alumnos se callaran e hicieran menos bulla, no hacia nada para callarlos, sólo se limitaba a llamar a cada alumno con una voz mas fuerte con el fin que se escuchara sus palabras en tanto bullicio, el alumno que era llamado se sorprendía, buscaba rápidamente su cuaderno y cuando lo encontraba lo revisaba raudamente y luego de cerciorarse iba lentamente hacia donde se encontraba el profesor con una mirada entre seria y miedo por la evaluación".
Conclusiones.
En primer lugar, es importante señalar que lo que habíamos llamado "horror por las diferencias" no tiene el mismo nivel teórico que las "otras" discriminaciones. Se trata más bien de un marco que va a permitir entender los otros tipos de discriminación. De manera que podríamos afirmar que la cultura escolar muestra una atmósfera de horror por las diferencias, y que esa atmósfera se cristaliza en cada uno de los tipos de discriminación señalados, entre los que se encuentran la discriminación de género, la racial y la socioeconómica.
Todas las expresiones de discriminación muestran un rasgo común: en todas ellas son los alumnos que tienen características que no se adecúan al modelo de "limeño criollo", ideal para la cultura escolar realmente existente, los que son motivo de segregación, burla y abusos. Los alumnos y alumnas, entonces, deben mostrarse agresivos para evitar ser objeto de tales agresiones. La idea es que uno debe agredir para no ser agredido. Adecuarse al modelo para no ser víctima del mismo.
La cultura escolar realmente existente impone el mandato de agredir a todo aquel que no se adecúe a su modelo de identificación. Aquellos que posean un mayor número de características "indeseables" para la cultura escolar, podrán desenvolverse peor en ella, y soportarán mayores abusos, que quienes tienen menos características consideradas negativas. Se crea, entonces una especie de escalera, en la cual quienes se ubican en los peldaños más altos recibirán el mandato de agredir a los que se encuentren atrás y debajo suyo. Estos últimos, a su vez, tendrán la capacidad de agredir -a quienes se encuentren más abajo.
Cada una de las expresiones de discriminación son muestra de algún tipo de valor de la cultura escolar realmente existente: Fortaleza física, viveza, rasgos raciales no andinos ni negros, tenencia de símbolos de status -moda, por ejemplo-. hablar acriollado, personalidad agresiva. Pero, además son muestra de una mandato cultural autoritario e intolerante, en el cual no se permite la diferencia. No sólo se exige un tipo de accionar, sino que se convierte en víctima a quien(es) no se adecúen a él.
La cultura escolar realmente existente no tiene como únicos actores a los alumnos. No es un asunto de pares, sino que envuelve a toda la escuela -maestros, autoridades educativas- en su conjunto.
A lo que nos referíamos como "horror por las diferencias", entonces, tiene un status distinto dentro de la cultura escolar que los otros tipos de discriminación elegidos. No se trata de un tipo de discriminación, sino de la característica central de la cultura escolar: intolerancia hacia quienes no cumplen con un mandato ético determinado. De esta manera, engloba todos los tipos de discriminación. Los otros tipos de discriminaciones elegidos para la investigación, como vimos, son parte de este marco general de "horror por lo diferente", y expresiones de valores de la cultura escolar.
Cada una de las expresiones de discriminación de la cultura escolar es también expresión de un valor importante en ese ámbito. Así, el abuso y la discriminación en contra de los menores y más débiles, expresa la valoración de la fortaleza física en la cultura escolar. El abuso y las burlas contra las mujeres tienen el mismo significado, expresando un rechazo a lo que no es "macho" -que incluye movimientos corporales, actitudes, formas de hablar, etc. La discriminación contra aquellos que presentan defectos físicos o características físicas resaltantes es expresión de esta valoración de lo fuerte y desvaloración de lo débil. Las discriminaciones basadas en lo racial expresan la valoración de un tipo físico determinado. La discriminación socioeconómica expresa la valoración por símbolos de poder tales como modas, y mayor capacidad económica. La discriminación hacia quienes se encuentran en una situación de desventaja es expresión de abuso en contra del más débil, aunque la debilidad sea sólo situacional. La discriminación contra quienes cumplen con los mandatos de la escuela oficial son expresión de rechazo a los valores que la escuela pretende estimular.


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